domingo, 12 de enero de 2014

LA ESPERANZA DEL NACIONALSINDICALISMO



LA ESPERANZA DEL NACIONALSINDICALISMO
El camarada Gustavo Morales, me ha hecho llegar un enlace que en verdad es un trabajo bien hecho por parte del grupo que intervino en su realización. Opinión, por lo que veo, comparte Pepe Storch y ello, es un buen síntoma.
Entiendo que el escrito, tanto en su fondo como en su forma se encuadra dentro de la ortodoxia más estricta. Por añadidura me ha dado pie, dado su carácter didáctico, a escribir sobre una cuestión que me preocupa: el futuro del nacionalsindicalismo, que como no podía ser de otra manera, está en manos de los jóvenes, con las ventajas e inconvenientes que ello acarrea.
Supongamos que nos encontramos ante un auditorio de jóvenes, protagonistas del futuro de nuestra ideología y que es preciso marcar unas pautas, un plan de acción, para que su percepción de la misma, no se encuentre contaminada desde el principio.
Sigamos suponiendo que debemos decidir quién o quienes van a impartir las clases de conocimiento en sus dos vertientes; la primera, conseguir su atención sobre lo que se va a impartir. Logro que solo se podrá llevar a cabo, si las propuestas revolucionarias se enmarcan dentro de la actual sociedad española, y en ningún caso se emplee el tiempo en alabanzas y homenajes a camaradas que por desgracia hace muchos años están en los luceros. Claro está, sin abandonar el espíritu revolucionario que nos inculcaron.
Y ahora lo más delicado: decidir los que impartan las clases de conocimiento revolucionario. Sin mencionar a ningún grupo, cosa que nunca haré, desafío a que se elija una comisión al respecto, con la única condición de consensuar el plan de acción comentado, a grupos de jóvenes, que mediante una labor de proselitismo revolucionario, se haya conseguido despertar su interés por nuestra propuesta. No habrá caso: si en total, podemos contar con digamos quince grupos o grupúsculos, a buen seguro se obtendrán otras tantas propuestas al respecto.
Si se consigue salvar el escollo, viene la otra parte, las frases grandilocuentes, que no son momentos para incluir en una propuesta que se considere seria.
Me parece humano y comprensible el confundir camaradería en su acepción política, con la de mantener el contacto con los camaradas de siempre, rememorando etapas de nuestra juventud. Lo único, que esta última posición nada aporta para inculcar el espíritu revolucionario.
Muy a nuestro pesar, nuestra generación ha sido la que más ha contribuido a dar al traste, en aniquilar cualquier vestigio, que pudiese llevar la esperanza a nuestras filas. Por lo tanto, sería del todo deseable que los numerosos camaradas con facultades intelectuales apropiadas se tomasen en serio la labor de enseñanza en una escuela nacionalsindicalista, con jóvenes que representan la única esperanza de futuro de nuestro ideal

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